NUEVA YORK, 1 de septiembre 2011 (C-FAM) Los nuevos pronósticos de las Naciones Unidas sobre fertilidad podrían tener implicancias significativas para predecir qué naciones ejercerán el dominio mundial en el siglo XXI, particularmente aquellos en torno al próximo cambio de supremacía en Asia, donde los hindúes aventajarán en número a los chinos para 2025.
Durante años, los especialistas de la ONU en población sostuvieron que las sociedades con fertilidad baja y en proceso de envejecimiento, como la china y la europea, tendrán que reducir su poder económico y militar. Con mayores índices de fecundidad y trabajadores más jóvenes, países en desarrollo como India aumentarían su influencia relativa en los asuntos internacionales.
Pero ahora, los mismos demógrafos de la ONU han dado marcha atrás al proyectar que todas las naciones convergerán para 2100 con un índice de 2,1 niños por mujer, que corresponde a lo mínimo necesario para reemplazar a los progenitores, y nada más. El modelo probabilístico que los estadísticos de la ONU utilizaron para elaborar estas nuevas predicciones es muy defectuoso y los expertos lo han criticado con razón. No obstante, las repercusiones del nuevo pronóstico podrían ser significativas.
Las proyecciones demográficas importan, porque, a pesar de su falta de certeza, impulsan planes estratégicos. Los gobiernos las usan para orientar políticas familiares y de asistencia médica, las corporaciones las emplean para decidir dónde invertir y los analistas de seguridad, para anticipar los próximos desafíos y planificar respuestas.
La opinión general de la comunidad de seguridad sobre el advenimiento del traslado de poder de la China a la India hace que los nuevos datos demográficos de la ONU sean mucho más desconcertantes. Si son ciertas, estas nuevas proyecciones pondrían en duda la dimensión relativa de la preeminencia demográfica de la India, factor del que precisamente dependen otras ventajas políticas y económicas.
Un reciente estudio de la Corporación RAND llegó a la conclusión de que la vibrante democracia hindú es más susceptible de explotar componentes claves de la competencia nacional de mejor modo que el régimen autoritario chino. De entre cuatro factores (demografía, macroeconomía, ciencia y tecnología), India actualmente sólo lleva la ventaja en la primera categoría: población.
De los cuatro factores RAND, sólo la población es invariable. La proyección de la futura cohorte de jóvenes no requiere pronósticos, sino sólo datos de censos: todas las personas jóvenes que compondrán la mano de obra o las unidades del ejército en 2025 ya han nacido.
Los últimos tres factores dependen de la habilidad de Nueva Delhi para aprovechar su ventaja demográfica. Lisa Curtis, de la Heritage Foundation, afirma: “Cuanta más atención presten ahora los funcionarios de la India a proponer soluciones que aborden estos desafíos socioeconómicos, mejor posicionada estará India para garantizar que su creciente población activa se traduzca en una mayor influencia en el escenario internacional (y dentro del equilibrio de poder asiático)”.
Treinta años atrás, China se vio restringida por una base tecnológica e industrial atrasada, lo cual se complicó con los estragos de la Revolución Cultural. No obstante, las reformas económicas chinas sacaron a millones de personas de la pobreza al mismo tiempo que prepararon el escenario para el boomeconómico que continúa en la actualidad. Dicho crecimiento económico dependía en gran parte de la habilidad de Beijing de hacer uso de esta enorme reserva de mano de obra barata para sostener su capacidad de producción. Con el tiempo, también India pudo seguir los pasos de China.
Pero, ¿qué sucederá si el boom demográfico de India es un fracaso? ¿Y si la decadencia demográfica aparentemente terminal de China no resulta tan severa?
India Medium Constant
2050 | 1 692 008 | 2 019 849 |
2100 | 1 550 899 | 3 319 977 |
China
2050 | 1 295 604 | 1 303 424 |
2100 | 941 042 | 828 495 |
Fuente: Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, División de Población (2011), World Population Prospects: The 2010 Revision, Edición en CD-ROM.
Si la fertilidad de la India se mantiene constante en 2,73 y la de China en 1,64, India tendrá 2 mil millones de habitantes en 2050, o 716 millones más que los 1,3 mil millones de China. Para 2100, India contará con una población de 3,3 mil millones frente a la de 828 millones de China: una tremenda ventaja de 2,5 mil millones de personas.
Pero si han de creerse las nuevas proyecciones de la ONU, India tendrá 1,69 mil millones de habitantes para 2050, sólo 396 millones más que los 1,3 mil millones de China. Para 2100, India solamente contará con 1,55 mil millones, apenas 610 millones más que los 941 millones de chinos.
El nuevo cálculo vería la ventaja demográfica de India reducida en 1,9 mil millones de personas para 2100. Ciertamente, esto causaría un gran impacto entre los planificadores de defensa cuyo trabajo es proyectar la postura estratégica futura de Nueva Delhi.
Evidentemente, no se puede saber cómo procesará cada país las polémicas nuevas proyecciones. Pero vale la pena especular sobre cómo responderán los grandes poderes ante los datos revisionistas.
Tomemos por ejemplo a China. Impulsada por los cálculos optimistas de fecundidad y por la posibilidad de un aterrizaje demográfico suave, una China confiada puede estar más inclinada a cumplir con sus deberes como protagonista responsable del sistema internacional. Sin embargo, la confianza también puede alentar una política exterior ambiciosa que podría resultar desestabilizante para el orden internacional.
Por otra parte, Beijing puede permanecer indiferente ante los pronósticos optimistas. Los estrategas chinos ya manifiestan la creencia de que podría surgir un país anémico del prologado período de reducción de la fertilidad impuesto por el Estado. Enfrentados a tendencias desfavorables a largo plazo, puede que los diseñadores de políticas sean propensos a resolver las disputas preventivamente antes de que las restricciones de mano de obra limiten las opciones estratégicas chinas para resolver asuntos como la reunificación con Taiwán. Estas preferencias estratégicas tienen claras repercusiones ominosas para la seguridad nacional en los próximos diez a veinte años.
Lo primordial es que las expectativas son importantes en la política internacional. Al realizar un drástico análisis fisonómico, la ONU hizo poco para mitigar la incertidumbre inherente a las relaciones interestatales.
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