NUEVA YORK, 8 de septiembre 2011 (C-FAM) Se espera que los activistas homosexuales, recién salidos de lo que aclamaron como una victoria «histórica» de los derechos humanos, promuevan agresivamente su agenda en la sesión de la Asamblea General de la ONU fijada para fines de este mes.
En junio, un pequeño número de Estados Miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra aprobó una resolución no vinculante que solicitaba que se encargara un estudio al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos que analizara la violencia contra los homosexuales. Esta resolución, que podría calificarse como exangüe, fue inmediatamente pregonada por la administración Obama y por otros como una profunda victoria de los derechos humanos. Una asesora de alto rango de la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton sostuvo: «Los derechos de los gais finalmente han llegado a las Naciones Unidas». Esta pequeña victoria llegó tras años de intentos fallidos de conseguir que «la orientación sexual y la identidad de género» sean nuevas categorías de no discriminación en los tratados de la ONU.
«El problema con la resolución», dijo a Friday Fax un observador minucioso, «no es lo que dice, porque ofrece a muy poco (un informe) gran cosa. El problema es cómo se la presentó al mundo y qué vendrá luego. Es la nariz del camello en la tienda; el resto del camello seguro vendrá detrás».
Delegaciones de la ONU pertenecientes a países tradicionales se preparan para lo que prevén que será un intento similar en la Asamblea General este otoño boreal. Los partidarios de la homosexualidad han aprendido con el paso de los años. Donde una vez intentaron que la ONU acordara que la orientación sexual es lo mismo que la libertad de culto y que otros derechos humanos ampliamente aceptados, ahora se centran en avances más pequeños y hasta minúsculos. Y es así como los derechos humanos se constituyen actualmente en la ONU. Comienza con poco, exagéralo todo y espera que nadie lo advierta.
Una vez que la Asamblea General acepte un estudio, una comisión o cualquier cosa relacionada con la agenda homosexual, sin importar cuán pequeña sea, sus defensores comenzarán a anunciar que se ha alcanzado un nuevo derecho humano. Organismos internacionales, abogados, profesores de derecho y legisladores de todo el mundo luego promoverán este nuevo derecho. Se centrarán en la violencia contra los homosexuales y avanzarán rápidamente hacia reclamos falsos que los gobiernos llegarán a creer, obrando en consecuencia.
Mucho de esto proviene de un documento llamado Principios de Yogyakarta, que fue redactado por un grupo de defensores de los derechos humanos que demandan que se incorpore la homosexualidad en casi todas las categorías de derechos humanos ampliamente aceptados. El documento ha adoptado el brillo de escrito cuasi sagrado en algunos sectores a pesar de que sólo se trata de la opinión de activistas.
Resulta incierto si quienes abogan por la homosexualidad cuentan con los votos necesarios en la Asamblea General. En 2008, los gobiernos franceses introdujeron una declaración que exigía que la orientación sexual y la identidad de género fueran nuevas categorías de no discriminación aplicables en el derecho internacional. Consiguieron que 65 países firmaran la declaración y hasta estuvieron a punto de lograr que la administración Bush adhiriera a ella. En ese momento, una coalición de países del mundo en desarrollo emitió una contradeclaración que reunió el apoyo de 60 naciones.
Aún así, si hoy se realizara una votación en la que se demandara un nuevo derecho humano a la homosexualidad, esta sería estrecha y probablemente fracasaría. Este es el motivo por el que sus partidarios solicitarán a la Asamblea General simplemente un «análisis» de la violencia contra homosexuales y el por qué se opondrán los altos diplomáticos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario