La joven tiene 23 años y un importante retraso mental. El bebé tiene 20 días y todos lo quieren. Un cuñado de la víctima está en la mira de la Justicia.
El bebé, un varón que hoy cumple 20 días y que nació con 3 kg., aparece en escena y genera un magnetismo particular. Todos (familia y vecinos) sonríen al verlo, todos quieren mimarlo, todos parecen agradecidos con su presencia.
Quizá sea por verlo en brazos de su madre, una joven de 23 años con sonrisa imperturbable, que también conmueve porque es alguien especial: tal es su retraso madurativo que un neurólogo lo tradujo en un duro diagnóstico, ‘80 por ciento de incapacidad total y permanente‘.
Hay sin embargo un costado dramático detrás de ese cuadro familiar repleto de felicidad: el bebé, normal y sano, es fruto de un abuso sexual. Y el único sospechoso es un cuñado de la joven enferma mental, que en las próximas horas podría ser detenido.
El drama se descubrió cuando la joven tenía cinco meses de embarazo. Al ver su vientre abultado su mamá (también madre de otros seis chicos) preguntó quién le había hecho eso, y entonces la chica le señaló a su propio cuñado como autor del ultraje.
Los abusos, explica Hilda, mamá de la víctima, ocurrieron tiempo atrás cuando la dejaba ir desde su casa en La Bebida, Rivadavia, hasta el domicilio de otra hija suya que vive con su marido y sus dos chicos en Angaco. Los propósitos de esos viajes eran otros: que ayudara a su hermana a cuidar los niños, porque a pesar de sus problemas madurativos sabe de las cosas de la casa.
Al saber del abuso, se produjo un quiebre en las relaciones familiares pero esa vez no hubo denuncia. La noticia del embarazo, sin embargo, provocó una reacción muy distinta: la gente del barrio empezó a acercarse con ropa para el bebé y con ayuda para la joven mamá, muy querida en el vecindario.
Y en su propia casa se tomaron el asunto en serio: ‘Nosotros somos pobres. Yo cobro una pensión por los siete hijos, mi marido hace changas, mi hija de 18 años trabaja de empleada doméstica.
Mi hija no tiene pensión por su discapacidad y nos hacen falta muchas cosas, pero al niño nunca le va a faltar nada. Con el muchacho verán lo que harán, porque no puede ser que un yerno me haya hecho eso‘, dice Hilda.
La mujer denunció el caso recién el último lunes, cuando la novedad del nacimiento provocó el aviso de los médicos a las autoridades y entonces se encaminó la investigación de rigor, pues legalmente se entiende que una persona con problemas madurativos jamás pudo consentir una relación sexual.
Legalmente, Hilda y su marido tienen la tutela del niño y la de su madre, que desde el nacimiento amamanta, cambia pañales y está siempre pendiente de la criatura.
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