El feticidio de niñas, lejos de reducirse, parece estar expandiéndose en algunas zonas del mundo, según un informe sobre igualdad de género y desarrollo del Banco Mundial (BM). A esta horrible tendencia ha contribuido el desarrollo de las técnicas de predicción del sexo del feto, que unido a los prejuicios discriminatorios en algunas sociedades han creado un cóctel explosivo cuyo resultado es que cada año se practican un millón y medio de abortos selectivos contra niñas.
(Spanish.China.org) Muchos de los países afectados por esta lacra han prohibido el uso de estas técnicas de detección precoz del sexo del feto, como es el caso de China. Sin embargo, ni esa prohibición ni otras medidas disuasorias como la penalización de los doctores que practiquen este tipo de abortos han bastado en los últimos años para corregir esta práctica.
Y no es todo. Algunas de esas niñas llegan a nacer, pero las penosas condiciones en las que deben vivir, en familias que prefieren concentrar sus pocos recursos en los hijos varones como garantía de subsistencia, hacen que mueran antes de cumplir los cinco años.
En China, así como en la India, la preferencia cultural por los varones está generando un desequilibrio demográfico entre sexos de proporciones nunca vistas, a lo cual hay que añadir, según el informe, la muerte de mujeres en el parto o en edad reproductiva, especialmente en la región del África Subsahariana, donde hay grandes carencias sanitarias. En países como Somalia o Etiopía, los problemas de alimentación son otro factor letal.
De esta forma, el millón y medio de mujeres que son abortadas antes de nacer, unido al aproximandadmente medio millón que muere a causa de la pobreza o la desatención, suman unos dos millones de mujeres “de menos” en el mundo, “a pesar de los grandes avances en desarrollo”, tal y como dice el informe del BM.
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