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lunes, 12 de septiembre de 2011

Una ex gerente de Planned Parenthood en sus propias palabras: habla claramente Ramona Treviño - notifam.net


Por John Jalsevac
9 de septiembre 2011 (Notifam) – Cuando Ramona Treviño tenía 11 años de edad sintió que Dios la estaba llamando para servirle de una manera especial – tanto es así que le dijo a su madre que algún día ella quería hacerse monja.
Pero menos de 20 años más tarde, Ramona se encontró administrando quizás uno de los lugares menos parecido a un convento que se podría pensar: una clínica de Planned Parenthood.
Durante una larga entrevista con LifeSiteNews.com la semana pasada, la madre de 33 años de edad, de cuatro hijos (incluyendo el bebé que se espera nazca a principios del año siguiente) confesó que su deseo infantil de ser monja es sólo una de las muchos caminos que recorrió para una gerente inusual de Planned Parenthood.
Ella dice que cuando comenzó a trabajar para el gigante del aborto hace tres años, ella no creía en el aborto, y, aún más sorprendente, ni siquiera creía en la anticoncepción, es decir, por sí misma.
“Siempre he sido personalmente pro-vida”, dice ella, señalando que cuando quedó embarazada a la edad de 16 años, ni siquiera cruzó por su mente la idea de hacerse un aborto. En lugar de eso dejó la escuela para cuidar a su hijo a tiempo completo.
Cuando se trata de métodos anticonceptivos, Ramona dice que sus puntos de vista fueron formadas por un CD que recogió durante el curso de preparación para el matrimonio requerido por su diócesis católica – “¿Anticoncepción: por qué no?”, escrito por la teóloga Janet Smith. 
Ese CD “me abrió mucho los ojos acerca de la anticoncepción”, dice ella, “porque previamente antes de eso realmente no conocía o no entendía realmente, ni conocía realmente mucho acerca de la enseñanza católica sobre la anticoncepción”. 
¿Católica, en contra del aborto y gerente de Planned Parenthood?
Entonces, ¿cómo una madre católica que está personalmente en contra del aborto y de la anticoncepción empieza a trabajar como gerente en una clínica de Planned Parenthood?
De alguna manera, dice Ramona, fue tan simple como cualquier búsqueda de trabajo. Planned Parenthood ofrecía un gran trabajo por su valor aparente: no sólo tenía un gran sueldo, sino que el trabajo era de sólo tres días a la semana, lo que le facilitaba volver a un lugar de trabajo después de una temporada extensa como madre y ama de casa.
Y aunque ella no creía en el aborto o la anticoncepción por sí misma, dice que su actitud en el momento fue “cada uno a la suyo”. “Siempre he estado en una especie de confusión respecto a la manera en que pensaba”, admite ella, “porque me sentía como si yo fuera ‘pro-vida’, entonces yo estaba emitiendo un juicio”. 
Ella también dice que se siente como si estuviera “hastiada” por algunas de sus experiencias pasadas y que justificaba lo que hizo, porque “era casi como si yo prefería más [que los clientes de Planned Parenthood] estuvieran en control de la natalidad y que luego fueran a abortar a su bebé”, o tener un hijo del que ellos no se harían cargo.
Además, el amigo que le recomendó el trabajo (quien más tarde experimentó su propia conversión pro-vida y le dejó su puesto en Planned Parenthood) enfatizó reiteradas veces que la clínica Sherman no hacía abortos. 
Pero Ramona pronto descubrió que sólo porque su clínica no practicaba abortos, no pudo evitar por completo el sucio secreto de su empleador: se le requería que aconsejara y derivara a las mujeres que quieren abortar a una clínica abortista. 
“La primera vez que hice mi primer asesoramiento sobre el aborto fui a mi oficina y lloré. Fue muy duro, muy, muy duro”, dice ella. “Y me sentí muy culpable”.
Pero en su acercamiento a la consejería, Ramona demostró una vez más que ella no encajaba en el molde de Planned Parenthood: insiste en que nunca se guió a cualquier mujer hacia el aborto, y de hecho, regularmente derivaba a mujeres al centro próvida de recursos para el embarazo en la ciudad, al menos hasta que Planned Parenthood se dio cuenta, y le dijo que se detuviera. 
Sin embargo, al mismo tiempo admite con pesar que nunca trató de detener a una mujer que quería abortar, y daba a las mujeres decididas a abortar la referencia que ellas buscaban.
El punto de inflexión y Lila Rose
Al mirar hacia atrás sobre sus años en Planned Parenthood, a veces Ramona parecía perpleja que le tomara tanto tiempo levantarse e irse (ella renunció en mayo de este año). 
Una de las cosas que la sostuvo en su camino, dice ella, es que a menudo se sentía como si estuviera haciendo digno de mérito: en varias ocasiones, ella y su personal salvaron literalmente vida de mujeres, dice, después de haber detectado incipiente y potencialmente cánceres que ponían en peligro sus vidas. 
También confiesa, sin embargo, que ella estaba simplemente “cómoda” con su estilo de vida. “Y eso es que a veces el Maligno nos engaña. Él trata de pintar un cuadro de, bueno, esto es bueno para usted, es una bonita imagen, esto es totalmente perfecto ahora mismo. ¿Por qué usted quiere ensuciar algo bueno?”.
Pero con el tiempo, Ramona no pudo seguir ignorando la culpa que la atormentaba. Ella también dice que comenzó a cuestionar la dedicación de Planned Parenthood a su supuesta misión de ayudar a las mujeres, después que ella fue continuamente urgida a aumentar el número de pacientes que visitaban su clínica, y a aumentar los ingresos. 
“Esa fue una de esas cosas en la que comencé a ver que ellos no se preocupan por estas mujeres, se preocupan por el dinero”, dice. “La mayor cantidad de mujeres que pueden empaquetar con el esquema, la mayor cantidad de dinero que pueden traer, la mayor cantidad de personas que pueden poner en control de la natalidad y vendérselo, cualquier servicios que podamos vender, eso es lo que importa”.
Las quejas de Ramona sobre las prioridades financieras de su ex empleador han sido repetidas por Abby Johnson, la directora de una sede de Planned Parenthood, en Bryan, Texas, quien se fue convertirse en una activista pro-vida en el 2009. “El resultado final de Planned Parenthood son los números”, dijo Johnson, quien llamó al aborto la “principal fuente de dinero” del grupo.
Este malestar alcanzó su punto más alto a principios de este año, cuando Lila Rose y Live Action lanzaron videos clandestinos que muestran a gerentes de Planned Parenthood ayudando a supuestos traficantes sexuales de niños a conseguir abortos y otros servicios para sus prostitutas menores de edad.
Después que esos videos fueron puestos en circulación, se convocó a una reunión de todos los gerentes regionales de Planned Parenthood. Ramona dice que ella esperaba que la reunión fuera sobre cómo detectar situaciones de abuso o tráfico sexual, pero en lugar de ello se estudió la forma de detectar si se los está grabando, o si son víctimas de una operación encubierta. 
Después de esa reunión, dice ella, “tengo una especie de recuerdo de volver y decirle a mi compañero de trabajo ‘he terminado. Esto es todo. Tengo que encontrar algo más’”.
Pero la gota que rebalsó el vaso no llegó hasta finales de año, durante la época de la Cuaresma cristiana, así como la primera campaña 40 Días por la Vida fuera de la clínica de Ramona.
Divina Misericordia
Cuando se acercaba la cuaresma, Ramona decidió hacer un esfuerzo renovado para ir semanalmente a la iglesia, donde su presencia se había vuelto irregular, y para leer las Escrituras y rezar el rosario todos los días. 
“Simplemente tres días rezando el Rosario – eso fue todo”, dice ella. “Las anteojeras cayeron”.
Ya durante meses Ramona había estado escuchando una radio católica, inclusive oyendo la primera entrevista con Abby Johnson después que ella abandonó Planned Parenthood. En esa época Ramona oyó que la vigilia de 40 Días por la Vida estaba llegando a Sherman.
“Pensé: esto será una oportunidad perfecta para salir… hablar con uno de los manifestantes y pedirles que oren por mí”, dice ella. “Diles lo que está pasando conmigo. Porque en ese momento yo estaba llegando a alguien: oraciones, algún tipo de orientación, algún tipo de apoyo”.
Y eso es exactamente lo que hizo. Ella habló con el hombre que dirigía la campaña local de 40 Días por la Vida, Gerry, quien le dio una copia de “Unplanned” [No planificado], el libro de Abby Johnson. También la puso en contacto con el equipo de campaña nacional de 40 Días por la Vida, cuyos miembros se ofrecieron a rezar por ella y a darle el apoyo que necesitaba para salir.
Y sin embargo Ramona continuó dudando, empujando la fecha de su partida más allá y más lejos, con el miedo de renunciar a la mitad de los ingresos familiares, y temerosa de lanzarse a aguas desconocidas.
Pero finalmente, el 1 de mayo de este año, cuando los católicos celebraron tanto la fiesta de la Divina Misericordia como la beatificación del papa Juan Pablo II, Ramona se sentaba en la iglesia, y recuerda que ella cantó el himno “Señor, cuando vengas a la orilla del mar”. 
“Para mí, la letra de esa canción me dio la respuesta que necesitaba – en el fondo, sabes, dejar todo en la orilla del mar y simplemente seguirme, y yo cuidaré de ti. Y eso es lo que yo necesitaba: recordar simplemente que debo confiar en Dios”.
Al día siguiente, Ramona llamó a Lauren, en la oficina nacional de 40 Días por la Vida, y le dijo que se iba de la clínica esa semana.
“Ese viernes, 6 de mayo, dejé mi carta de renuncia sobre el escritorio, me aseguré que todo estuviera en orden. Dejé las llaves sobre la mesa, y eso fue todo”. 
“Nunca miré hacia atrás”.
Retorna el deseo de servir a Dios retorna
Cuando se le pregunta cuáles son sus planes ahora, Ramona dice simplemente que no tiene ni idea – al menos en lo que respecta a los detalles. Sin embargo, sabe que quiere servir a Dios. 
Ella dice que ahora mira hacia atrás, a su deseo de la infancia de convertirse en monja como “un susurro” de lo que vendrá.
“Dios me estaba llamando y tal vez me decía que había cosas delante de mí que van a ser maravillosas, y yo no sabía cómo discernir eso, o no tenía a nadie que realmente alimentara eso”, dice la mamá católica. “Así que, ahora siento que Dios me está llamando otra vez, y esta vez no quiero ignorarlo”.
Ella no sabe exactamente a lo que está siendo llamada, pero cree que en algún lugar en el ministerio – probablemente en el ministerio pro-vida, quizás promocionando la abstinencia y la castidad o la planificación familiar natural. 
Pero el primer paso es simplemente presentarse y contar su historia con valentía – no hablar de sí misma, dice ella, sino hablar de la misericordia de Dios, y la valiosa labor de los activistas pro-vida.
Ella dice que su historia es la de todas las personas “que están ahí fuera luchando por la vida, las personas que están allí afuera gastando su tiempo y todos sus esfuerzos y energía para la misión pro-vida, y las personas que están en las vigilias. Quiero que sepan que sus oraciones son escuchadas”.
“Es por eso que siento que mi historia es tan importante”, concluye ella, “no porque es mi historia, sino porque es la historia de ellos”.
“Si hay algo que es su historia, es lo que ellas han hecho. Y eso es lo que realmente quiero compartir, para que yo pueda glorificar a Dios”.

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