19 de septiembre 2011 (Notifam) – Muchos estadounidenses han sido impactados por informes sobre una reciente conferencia pro-pedofilia en Baltimore, en la que los psiquiatras y otros profesionales de la salud mental, representando a instituciones como las universidades de Harvard y de Johns Hopkins, trataron de presentar la pedofilia desde una perspectiva simpática e incluso positiva. ¿Pero por qué esto debería sorprendernos?
Artículos académicos en revistas especializadas han estado presentando la pedofilia bajo una luz favorable durante años, y como señaló Matthew Cullinan Hoffman, la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) dio a conocer un informe en 1998, “afirmando que se ‘exageró’ el ‘potencial negativo’ de las relaciones sexuales de adultos con niños y que ‘la inmensa mayoría de los hombres y las mujeres no informaron efectos sexuales negativos de sus experiencias sexuales de abuso sexual infantil’. Incluso afirmó que un gran número de víctimas informaron que sus experiencias fueron ‘positivas’, y sugirió que la frase ‘abuso sexual infantil’ sea sustituida ‘relaciones sexuales entre adultos y niños’”. Otros han acuñado el término más repugnante “intimidad intergeneracional”.
El informe de la APA fue tan perturbador que atrajo una reprimenda oficial del Congreso, aunque continúa la presión pro-pedofilia (o pro-pederasta). De hecho, algunos dirigentes psiquiátricos, como el Dr. Richard Green, que jugaron un papel decisivo en 1973 en la eliminación de la homosexualidad de la lista de la APA de los trastornos mentales, han estado luchando para eliminar también la pedofilia.
Consideremos, por ejemplo, esta declaración del difunto profesor John Money, de la universidad John Hopkins: “La pedofilia y la efebofilia [se refiere a la atracción sexual que siente un adulto hacia un adolescente] no son más una cuestión de elección voluntaria, como la de ser zurdo o ciego respecto a los colores. No se conoce ningún método de tratamiento que pueda ser efectiva y permanentemente alterado, suprimido o sustituido. El castigo es inútil. No hay ninguna hipótesis satisfactoria, la evolución o alguna otra, en cuanto a por qué existen en el esquema general de la naturaleza de las cosas. Uno simplemente debe aceptar el hecho que existen, y luego, con una óptima iluminación, formular una política de qué hacer al respecto”.
Ahora, retroceda y vuelva a leer ese párrafo, sustituyendo la palabra “homosexualidad” por “pedofilia” y “efebofilia”. ¡Qué interesante!
Para contribuir a dar esto, imaginemos un hombre homosexual presentando su caso a un hombre heterosexual:
1) Mi homosexualidad no es una preferencia sexual, sino una orientación sexual, tanto como tu heterosexualidad no es una preferencia sexual, sino una orientación sexual.
2) Mi homosexualidad es tan normal como la heterosexualidad.
3) Dado que mi comportamiento está determinado genéticamente y no es una opción, es intolerante y odioso sugerir que es un error. Y llamar ilegal o inmoral a mi conducta sexual, o negarse a legitimar las relaciones homosexuales, es ser un fanático moral de primer orden.
4) Lamento profundamente sus intentos de identificar las áreas de mi educación y ambiente como causas alegadas para mi homosexualidad.
5) Rechazo categóricamente el mito que una persona puede cambiar su orientación sexual. Más bien, estas declaraciones sólo se suman a la angustia y el sufrimiento de gays y lesbianas, y los intentos de cambiar que nos conducen a menudo a consecuencias catastróficas, incluyendo la depresión y el suicidio.
Ahora, vamos a cambiar esto y pongamos a un pederasta presentar su caso a un homosexual, sustituyendo las palabras que armonizan (por lo tanto, “Mi pederastia no es una preferencia sexual, sino una orientación sexual, tanto como su homosexualidad no es una preferencia sexual, sino una orientación sexual”).
De hecho, todos los argumentos principales comúnmente utilizados para normalizar la homosexualidad han sido utilizados para normalizar la pedofilia y la pederastia, tal como lo documenté con minuciosos (y dolorosos) detalles en A Queer Thing Happened to America [Ocurrió una cosa extraña en los Estados Unidos], donde también dejé en claro que yo no estaba equiparando la homosexualidad con la pedofilia, sino que en lugar de ello estaban en realidad comparando los argumentos para normalizar ambas instancias.
Estos son los ocho argumentos principales, condensados en siete, todos los cuales (en su forma modificada) se utilizan generalmente en apoyo de la homosexualidad:
1) La pedofilia es innata e inmutable
2) La pederastia está ricamente documentada en muy diferentes culturas a lo largo de la historia.
3) La afirmación que las relaciones sexuales de adultos con niños causan daño son muy exageradas y muchas veces son inexactas por completo.
4) El consentimiento sexual entre adultos y niños puede ser beneficiosa para los niños.
5) La pederastia no debe ser clasificado como un trastorno mental, ya que no provoca tensiones en el pederasta que tiene estos deseos y desde que el pederasta puede funcionar como un miembro normal que contribuye a la sociedad.
6) Muchos de los homosexuales ilustres del pasado eran en realidad pedófilos.
7) La gente está en contra de la intimidad intergeneracional debido a anticuadas normas sociales y a fobias sexuales puritanas. Aquí se trata del amor, la igualdad y la liberación.
Pero ninguno de estos argumentos nos debe sorprender. Después de todo, la era de la creciente anarquía sexual en la que vivimos es fruto de la revolución sexual de la década de 1960, y las semillas de la anarquía sexual fueron sembradas ya por Alfred Kinsey en la década de 1940, como ha documentado incansablemente la profesora Judith Reisman. Y fue Kinsey, después de todo, quien se basó en la investigación de pedófilos para documentar las respuestas sexuales de los bebés y los niños.
Todo esto, sin duda, es totalmente indescriptible. Pero ciertamente no debería ser una sorpresa. De hecho, debemos esperar esto y mucho más.
Versión original en inglés en http://www.lifesitenews.com/news/why-are-we-surprised-with-the-push-for-pedophile-rights/
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