Bahía Blanca (Buenos Aires), 11 Set. 08 (AICA) - Ante las versiones periodísticas sobre la posible práctica de un llamado “aborto terapéutico” a una niña con discapacidad que quedó embarazada tras ser víctima de una violación en esta ciudad, el arzobispo de Bahía Blanca recordó hoy, citando un documento de la Conferencia Episcopal Argentina, que “el derecho a la vida es el primer derecho natural de la persona humana, preexistente a toda legislación positiva, y que resulta garantizado por la Constitución Nacional”.
Ante ese nuevo caso doloroso que implica "un fuerte avance de la cultura de la muerte, la curia arzobispal instó "a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que no escatimen esfuerzos en la cada vez más difícil lucha en defensa de la vida".
Asimismo, reproduce las afirmaciones del arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, quien recientemente se pronunció sobre un episodio similar todavía por resolver en la Justicia provincial.
“La ley o la jurisprudencia podrán ampliar los márgenes de la no imputabilidad del aborto para algunos casos. Lo que nunca podrán hacer es anular su carácter de acto gravemente desordenado: un mal objetivo. Siempre constituirá una injusticia que lesiona profundamente a la sociedad”, advirtió el prelado mendocino, apenas una semana atrás.
Monseñor Arancibia valoró, por el contrario, que la sociedad se haya puesto “masivamente” a favor de la víctima del abuso, y reclamó que esa familia debe recibir “todo el apoyo del Estado y la sociedad entera”.
Texto completo
“La ley o la jurisprudencia podrán ampliar los márgenes de la no imputabilidad del aborto para algunos casos. Lo que nunca podrán hacer es anular su carácter de acto gravemente desordenado: un mal objetivo. Siempre constituirá una injusticia que lesiona profundamente a la sociedad”, advirtió el prelado mendocino, apenas una semana atrás.
Monseñor Arancibia valoró, por el contrario, que la sociedad se haya puesto “masivamente” a favor de la víctima del abuso, y reclamó que esa familia debe recibir “todo el apoyo del Estado y la sociedad entera”.
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1. El punto de vista de la víctima. La sociedad, masivamente, se ha puesto a favor de la víctima del abuso. Es muy buena señal. Nunca haremos lo suficiente para prevenir estos casos. La familia debe recibir todo el apoyo del estado y la sociedad entera. Y de modo estable. Los cristianos tenemos un mandato específico de Cristo al respecto. La condición de minoridad de la víctima nos debe llevar a todos a extremar la prudencia, el respeto y la delicadeza al tratar esta dolorosa situación humana.
2. El punto de vista de la mujer. Las voces de las mujeres y de su experiencia de maternidad también se han hecho oír. Es bueno que así ocurra. La perspectiva del genio femenino es imprescindible para superar miradas meramente especulativas y calculadoras que hacen de estos hechos un “caso” para la información o para la presión de los intereses de grupo.
3. El punto de vista del niño por nacer. El fruto de toda concepción es un ser humano. El más inocente e indefenso. Resulta también una víctima potencial. La voz de la razón es clara: el derecho a la vida es el derecho humano fundamental, presupuesto además de todos los demás derechos. No existe, por tan-to un derecho al aborto o, en este caso, un presunto derecho a decidir sobre el propio cuerpo. El niño por nacer es un sujeto personal, distinto de los demás, incluida la mujer que lo ha concebido.
La ley o la jurisprudencia podrán ampliar los márgenes de la no imputabilidad del aborto para algunos casos. Lo que nunca podrán hacer es anular su carácter de acto gravemente desordenado: un mal objetivo. Siempre constituirá una injusticia que lesiona profundamente a la sociedad.
Gracias a Dios, nunca faltará la voz de la conciencia que no solo quiere cumplir la ley sino, por encima de todo, realizar lo que es justo, bueno y verdadero.
La convergencia de estos puntos de vista nos dará la clave para obrar en justicia.