Por Juan Bacigaluppi
Uniones homosexuales, derechos de los padres, salud sexual. “¡Despertemos a tiempo!”, dijo el Arzobispo Primado.
El domingo 31 de agosto pasado, 100.000 católicos se manifestaron con el Arzobispo Primado Mons. Hugo Barrantes Ureña al frente, por las calles de San José de Costa Rica reclamando “a los diputados católicos de nuestra Asamblea Legislativa, para que, ante estos proyectos, actúen fieles a su conciencia y no aprueben leyes que vayan contra la vida, el matrimonio y la familia”, como dijo Mons. Barrantes. (Téngase en cuenta que la población total del país es de poco más de 4 millones de habitantes).
La Gran Marcha por la Familia recorrió las calles de la capital desde las 8 de la mañana y concluyó con una misa en la Catedral. Durante su homilía el Arzobispo de San José se refirió a cinco proyectos de ley que amenazan a la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer y a la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos de acuerdo a sus propias convicciones, ante los cuales los legisladores católicos deben expresar su más enérgico rechazo.
Uniones homosexuales, derechos de los padres, salud sexual
El primer proyecto de ley 16.182 es una reforma al Código de Familia, que se refiere el reconocimiento de las uniones de hecho. El segundo proyecto de ley 16.390, relacionado con este, reforma el Código Civil y otras leyes y propone legalizar las uniones civiles entre personas del mismo sexo y otorgarles los mismos derechos del matrimonio. (En junio la Conferencia Episcopal se expidió sobre este proyecto)
Un tercer proyecto de ley 16.687 que Reforma la Ley General de Salud, busca incluir un capítulo de derechos sexuales y reproductivos. “El proyecto –afirma el Arzobispo- separa la sexualidad de la reproducción humana y dispone que cada ser humano es dueño absoluto de su propio cuerpo”. El cuarto proyecto de ley 16.970, es la Ley para la Prevención y Eliminación de la Discriminación, que pretende “normalizar” estilos de vida contrarios al orden natural. Por último, está el proyecto 16.978 que modifica el Código Penal, aumentando las penas por discriminación sobre orientación sexual.
El Arzobispo denunció el Manual de la Caja Costarricense de Seguro Social, llamado “La sexualidad y la Salud sexual preproductiva de las y los adolescentes con énfasis en prevención del VIH/SIDA”, dirigido a niños de 10 años hasta adolescentes de 19 años, en el que “se introducen conceptos y prácticas a todas luces inconvenientes en esta etapa de crecimiento, y además, en ningún momento tiene en cuenta la opinión a los padres”.
“El común denominador de estos proyectos son los “derechos sexuales”-afirmó el prelado- En estos proyectos, con el término “derechos sexuales” se quiere imponer una concepción de la persona reducida a lo erótico”.
Concluyó mons. Barrantes diciendo: “¡Despertemos a tiempo!”. Para lo cual pidió buscar estrategias para que la voz de los católicos sea escuchada, dentro del contexto de un Estado de derecho. “¡La Familia es un tesoro, cuídala!”, fue su exhortación final.
Como era de esperar la Gran Marcha fue apenas cubierta por los medios de comunicación. Según un colaborador de Vida Humana Internacional, participaron en la marcha 40 movimientos y agrupaciones; 9 vicarías foráneas; en la misa se distribuyeron 15.000 comuniones; y no hubo ningún acto de violencia, ni incidente, ni arresto policial.
Recordemos que por su parte, la Alianza Evangélica Costarricense se manifestó en julio para evitar que fueran reconocidas legalmente las parejas del mismo sexo. Concurrieron 20.000 cristianos evangélicos y aunque también fue absolutamente pacífica los minúsculos grupos de activistas gay-lésbicos la llamaron “marcha del odio”, en referencia al “crimen de odio” (vid. NG 779) que pretenden imponer en la legislación.