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sábado, 4 de octubre de 2008

Cardenal Cafarra explica que Humanae Vitae es de "una dramática actualidad"

.- Al celebrarse hoy 3 de octubre el Congreso Internacional "Humanae Vitae: actualidad y profecía de una encíclica" en la Universidad Católica del Sacro Cuore, el Arzobispo de Bologna, Cardenal Carlo Cafarra, aseguró que esta encíclica del Papa Pablo VI es de una "dramática actualidad".
En su conferencia recogida por L'Osservatore Romano, el Purpurado experto en bioética indicó que la Encílica Humanae Vitae, que este año cumple 40 años de publicación, al principio generó una gran polémica y fue seguida de un silencio casi absoluto. En ella, Pablo VI delineaba los fundamentos de la sexualidad humana y explicaba por qué la anticoncepción no es moralmente lícita.
Tras comentar que es necesario precisar que la propuesta cristiana es razonable y posible de ser vivida, el Cardenal señala que hay una serie de erosiones que han llevado a algunos a considerar lo propuesto por la Humanae Vitae no solo "impracticable, sino impensable e incluso han ‘demostrado’ su supuesta ¡falsedad!".
"La afirmación central de la Humanae Vitae se funda en la percepción de la presencia de un bien moral en el hecho que el acto sexual conyugal fértil es al mismo tiempo unitivo y procreativo. La comprensión de estas dos capacidades no es un mero dato planteado, sino que en sí mismo tiene una belleza de carácter ético que exige ser respetada".

Según el Cardenal Cafarra, "este acto de inteligencia se funda en algunos presupuestos antropológicos"; el primero de los cuales tiene que ver con que "la persona humana es sustancialmente una en su composición de materia y espíritu. Por tanto la relación entre el yo persona y el cuerpo no es solo de propiedad y por tanto de uso".

El segundo, añade el Arzobispo, precisa que "la dimensión biológica de la sexualidad humana es el lenguaje de la persona, dotado de un significado propio, de una gramática propia"; mientras que el tercero indica que esta gramática "que rige el lenguaje de la persona que es la sexualidad es la gramática del don de sí".

A continuación el Cardenal Cafarra explica que estas tres perspectivas han sido erosionadas con el tiempo por la postmodernidad: "El primero fue demolido en dos direcciones: afirmando una naturaleza sin libertad y una libertad sin naturaleza; el segundo fue demolido por la victoria que la ética utilitarista ha obtenido en la ética occidental que niega la existencia de razones incapaces de justificar una elección libre; y en el tercero se han demolido" las dimensiones del hombre "llegando a estar ahora completamente separadas".

Por estas razones, dice el Purpurado italiano, la Humanae Vitae llegó a ser "impensable" para algunos. "En una lectura más profunda de toda la vivencia resulta que la enseñanza de la Humanae Vitae es la respuesta, es la indicación del camino de salida de una especie de prisión en el que el hombre se está encerrando a sí mismo. Hablar entonces de actualidad de la Humanae Vitae, de su relevancia profética no es retórica".

Al hablar luego de la anticoncepción, el Cardenal dice que ésta hacía "pensable e impracticable un verdadero acto de amor conyugal manipulando sustancialmente su biología. Quedaba en la conciencia del hombre y la mujer la idea de que el verdadero amor era lo que unía los cónyuges, haciendo uso del propio curso a la medida de los dos. Una 'medida de uso' que ahora la técnica podía establecer".

Seguidamente indicó cómo con el nacimiento de la primera persona "in vitro" el hombre se transformaba de "misterio" en "problema" por resolver. "Pablo VI intuyó que esta transformación tenía el riesgo de hacer que lo humano se convirtiera en un destino tecnológico, de ponerse a disposición de un poder de hecho sin límites. La persona humana estaba en riesgo de perder su absoluta no disponibilidad, de perder su no negociabilidad".

"¿Cuál es la condición de la Humanae Vitae hoy? Debo responder que de dramática actualidad", dijo luego.

El Arzobispo de Bologna explicó después que "como toda profecía, también la Humanae Vitae está dotada de una gran fuerza y una gran fragilidad. Su fragilidad se debió a la poca preparación y a lo inadecuado del pensamiento ético teológico que debía sostener su enseñanza. El gran Magisterio de Juan Pablo II expresado en el ciclo de catequesis sobre el amor humano, ha respondido a estas exigencias. Ahora el profundo magisterio de Benedicto XVI sobre el ágape y la relación con el eros ha profundizado todavía más".

"La fuerza de la profecía de la Humanae Vitae consiste precisamente en poner en guardia al hombre ante un poder que podría devastar su dignidad, poner su propia humanidad 'a disposición' y de una libertad y una deliberación pública que no reconoce más la existencia de una verdad sobre el hombre", añadió.

Finalmente, el Cardenal precisó que "ahora el desafío más urgente es el educativo: ayudar a las jóvenes generaciones a trascender a sí mismos hacia la verdad. Es decir, ser verdaderamente libres y libremente verdaderos".
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